LAS FUENTES PÚBLICAS

Hoy sentado en el ordenador me a venido a la memoria los grifos que estaban repartidos por la Isla y que nosotros les llamábamos las fuente y lo que era es grifo, que bonitos recuerdos nos traían la Isla cuando eramos niños, hoy con el tiempo siento tristeza por lo que fue y no volverá, gracias.

En la Isla a las  fuentes  públicas no existieron según la Administración  Municipal se le llamo así a los grifos empotrados en la pared, con un piloncito con desagüe, y que se encontraba repartido por la geografía urbana, siempre en las aglomeraciones de poblaciones, Cuarteles de la Guardia civil, Casería de Ossio, Patio Cambiazo, Plaza de Madariaga, Plaza de Vidal, de característica similares a la descrita anteriormente, Plaza de la Pastora, del Carmen, las vacas y otras plazas públicas, etc. Al grifo, como se le solía denominar por la vox populi, no iban los hombres. Era tarea de mujeres y niños, tarea ésta que se llevaba a efecto aprovisionándose previamente de cubo de zinc, lata de pimentón o similar envase. El porteador hacía el trabajo gratuitamente, si era para su propia casa y si se hacía para vecino o pariente, el estipendio marcado oscilaba entre las tres chicas o un real, que para los que no la conocieron y hoy si los hubiere, se llamarían quince o veinte céntimos de peseta. Los envases se llevaban uno en cada mano, unidos por un aro de madera más o menos tosco, de un metro de diámetro, que pese a lo generalizado del invento, aún no he sabido de la utilidad, uso o disfrute del mismo y que pudiera evitar el choque de los cubos con las piernas y el consiguiente derrame de agua. Con los años los grifos se clausuraron. Se llevó el agua a cada vivienda, pero esas ágoras de barrio fueron sustituídas por otras similares, porque había que buscarse la forma de poder intercambiarse las opiniones, los saludos o los insultos. Es que ya son otros tiempos.