domingo, 2 de febrero de 2014

LOS 250 AÑOS DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO, SAN PABLO Y LOS DESAGRAVIOS 1ª PARTE

En Febrero la Isla celebra otro destacado aniversario, dicen algunos que va a pasar desapercibido los que quiera aprovecharse para ponerse el traje que a habido un Bicentenario y a hecho el más cutre de España si tenían que hacer un homenaje seria a los isleños de la época y a los borracho que gracias a las donaciones  y el impuesto del alcohol se pudo hacer la iglesia, gracias.
En la época, en los años del reinado de Fernando VI ( 1746-1759 ) y primeros del de Carlos III ( 1759- 1788 ), la Iglesia gaditana tenía ya como necesidad perentoria la construcción de un nuevo Templo parroquial en el Territorio que había sido señorío de los Duques de Arcos y que desde 1729 había sido incorporado jurisdiccionalmente a la Corona hispana. 
Máxime cuando aquella presentía o estaba bien informada acerca de los grandiosos cambios que se proyectaban entonces para la Real Isla de León : municipio independiente, sede del departamento naval... Y con el crecimiento demográfico y económico que todo ello supondría previsiblemente. Se proyectó, de este modo, una nueva parroquia en un solar situado algo más arriba del Camino Real, en un sitio más céntrico, como prueba y muestra del Traslado del centro de gravedad local hacía el sur y el oeste. El terreno fue donado generosamente por don Lorenzo Ibañez Porcio, deán de la Catedral de Cádiz, escogido entre la enorme hacienda que este eclesiástico poseía en esa zona de la localidad. El acuerdo de donación correspondiente se formalizó el día de Nochebuena de 1757. No obstante, las obras habían comenzado unos años antes, hacía 1754, según demuestran inequivocamente las fuentes documentales de la época.El plano original del Templo se atribuye a Alejandro Pavía ( nombre leído erróneamente como " Perdía " por los antiguos historiadores locales ), canónigo gaditano inclinado a las Bellas Artes. Pero el perfeccionamiento final del edificio fue llevado a cabo por el célebre arquitecto neoclásico Torcuato Benjumeda junto con otros maestros de obras isleños. Quedó así construida una iglesia de planta rectangular y en estilo neoclásico, aunque de portada tardo barroca, coronada por dos torres campanarios con sus inconfundibles chapiteles azules; con un interior dispuesto en tres amplias naves, cinco Tramos, crucero con cúpula sobre pechinas y presbiterio.
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