LOS 250 AÑOS DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO, SAN PABLO Y LOS DESAGRAVIOS 2ª PARTE

Para financiar los cuantiosos gastos que suponía la obra, las autoridades locales arbitraron con aprobación real una especie de impuesto indirecto sobre el consumo : una sisa sobre el vino, los aguardientes y otros alcoholes que se vendían en la localidad. Parece evidente que los isleños de entonces se deleitaban bastante con el consumo etílico. La sisa continuó devengándose, como solía ser habitual, cuando ya el Templo estuvo consagrado y ultimado,para beneficio no solo de la Iglesia local sino también del joven municipio. Algunos piensan que la construcción del nuevo Templo fue en realidad una excusa perfecta para imponer este tributo como una modalidad recaudatoria municipal. La nueva Iglesia Mayor Parroquial -aún sin terminar del todo fue consagrada en Febrero de 1764 por el obispo Fray Tomás del Valle ( 1731-1776 ), gran benefactor de la Real Isla de León.
Y el Santísimo fue trasladado desde la fortificación medieval a la nueva parroquia en Marzo siguiente, en una procesión solemne presidida por dicho prelado gaditano. El obispo dominico decretó que la nueva parroquia fuera titulada de San Pedro y los Desagravios. Con el nombre del príncipe de los apóstoles se recuperaba el título originario e histórico de la parroquia isleña. Se añadió el título de los Desagravios como reparación y alusión a las décadas en que el Santísimo Sacramento había recibido culto en el inapropiado Castillo de León. El nombre de San Pablo se sumó ya en el siglo XIX en razón de ser la pareja litúrgica inseparable de San Pedro, pero originariamente no se utilizó en el título parroquial. Paralelamente a la conclusión de las obras y consagración del nuevo Templo, los responsables eclesiásticos procedieron a la venta de los huecos de capillas habilitados en los cinco tramos de cada una de las naves laterales. Fueron adquiridos a lo largo de la década de 1760 por varias Hermandades y Cofradías isleñas : unas procedentes del Castillo, otras de la capilla del Real Carenero y Puente de Suazo, otras erigidas ex profeso. Estas asociaciones de fieles mandaron labrar en esas capillas los artísticos retablos donde poder venerar a sus titulares y habilitaron las correspondientes criptas de enterramiento donde inhumar a sus hermanos y cofrades difuntos.